que quedaron cortas todas las encuestas.
Créalo, no es broma: es su gran momento.
¡El pueblo de Chile ha elegido Apruebo!
Eso es, Excelencia, muestre más orgullo
y que todos sepan que este día es suyo.
Comience a creerlo, comience a exclamarlo:
este es su gran triunfo y el de ChileVamos.
Quien pone sus fichas en rojo y en negro
dirá: "siempre gano, hasta cuando pierdo".
¿Qué importa que algunos dijeran Rechazo,
o que se callaran los más avispados?
Ganó su estrategia, así que es su logro.
Tome las ganancias y evada los costos.
Soldado que arranca se mantiene invicto;
donde otros ven patria, él ve beneficio.
Ignore la envidia de quienes acusan
que ayer creó un virus y hoy vende vacunas.
Festeje sin miedo el haber vencido
en el plebiscito que impulsó usted mismo.
Pues lo que usted ha hecho nadie lo logró:
ganó el plebiscito que perdió De Gaulle.
¡Oh! Puestos en la ONU. ¡Oh! Nobel de Paz;
que vuelva su sueño internacional.
Verdad es que usted pagó un alto costo.
Aunque, bueno, Chile también sufrió un poco.
Pero olvide, en fin, aquellas leseras:
váyase a la plaza. Su pueblo lo espera.
Y muéstrese noble aun en la victoria,
invite a Allamand e incluso a la Hoffmann.
Que venga Lavín, que no venga Kast.
El que baila pasa. Hay que ser leal.
E invite a unos cuantos dueños de canales,
que tanto lucharon por ser imparciales.
Traiga a Celestino; las víctimas, no:
sería racista y de dictador.
Y, aunque fue atrevido, invite a Desbordes,
que es gran arquitecto de tiempos mejores.
También traiga a alguien del club de Bergoglio.
(¿Leyó Tutti Frutti? Es muy sabio el lobo.)
En fin. En su día, quisiera decirle
que admiro su olfato y su honor flexible.
Dijo alguien muy serio: "he aquí mis principios.
Y, si no les gustan, tengo otros distintos".
Váyase a la plaza Baque… Dignidad.
Vaya usted primero. Yo, después, quizá.
Observaré un rato si Chile aprendió
que el único bien es el mal menor.
Créalo, no es broma: es su gran momento.
¡El pueblo de Chile ha elegido Apruebo!
Eso es, Excelencia, muestre más orgullo
y que todos sepan que este día es suyo.
Comience a creerlo, comience a exclamarlo:
este es su gran triunfo y el de ChileVamos.
Quien pone sus fichas en rojo y en negro
dirá: "siempre gano, hasta cuando pierdo".
¿Qué importa que algunos dijeran Rechazo,
o que se callaran los más avispados?
Ganó su estrategia, así que es su logro.
Tome las ganancias y evada los costos.
Soldado que arranca se mantiene invicto;
donde otros ven patria, él ve beneficio.
Ignore la envidia de quienes acusan
que ayer creó un virus y hoy vende vacunas.
Festeje sin miedo el haber vencido
en el plebiscito que impulsó usted mismo.
Pues lo que usted ha hecho nadie lo logró:
ganó el plebiscito que perdió De Gaulle.
¡Oh! Puestos en la ONU. ¡Oh! Nobel de Paz;
que vuelva su sueño internacional.
Verdad es que usted pagó un alto costo.
Aunque, bueno, Chile también sufrió un poco.
Pero olvide, en fin, aquellas leseras:
váyase a la plaza. Su pueblo lo espera.
Y muéstrese noble aun en la victoria,
invite a Allamand e incluso a la Hoffmann.
Que venga Lavín, que no venga Kast.
El que baila pasa. Hay que ser leal.
E invite a unos cuantos dueños de canales,
que tanto lucharon por ser imparciales.
Traiga a Celestino; las víctimas, no:
sería racista y de dictador.
Y, aunque fue atrevido, invite a Desbordes,
que es gran arquitecto de tiempos mejores.
También traiga a alguien del club de Bergoglio.
(¿Leyó Tutti Frutti? Es muy sabio el lobo.)
En fin. En su día, quisiera decirle
que admiro su olfato y su honor flexible.
Dijo alguien muy serio: "he aquí mis principios.
Y, si no les gustan, tengo otros distintos".
Váyase a la plaza Baque… Dignidad.
Vaya usted primero. Yo, después, quizá.
Observaré un rato si Chile aprendió
que el único bien es el mal menor.
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