Este gobierno de mierda, pretende a toda costa evitar que nosotros los disidentes podamos expresar nuestras opiniones en blogs cuya linea argumental es contraria a lo que proclama el gobierno de turno. Esto es el equivalente a como China o Norcorea "desvía o bloquea" a los borregos de acceder a contenido que va contra el ideario de la revolucion marxistoide instalada en La Moneda, a punto de estallar.
¿Como es posible que un blog de opinión de politica y contingencia, sea catalogado como "pornografía" cuando no reune los elementos para que sea catalogado como tal? simple, es el 2do piso el que tiene el control y el poder total de como se dirigen los destinos del pais.
A continuacion les transcribo un articulo que encontré en el website de fundacion para el progreso (http://www.fppchile.cl) escrito por Javier Infante
“Ofrezco mi capital político a disposición del Bachelet” Con esta
frase la posición de MEO en torno a su futuro político quedó en
evidencia. Para los más previsores, nada nuevo. Para aquellos que aún
tenían sus dudas, estas se debieron haber disipado totalmente. MEO será
una carta presidencial en las próximas elecciones.
No obstante, cuando se le pregunta directamente al aludido, responde
como todo candidato: “aún no es momento de anunciar candidaturas”, “no
es el momento adecuado”, “hay que esperar el desarrollo del presente
Gobierno”, etc. Seamos sensatos. La opción presidencial de MEO se viene
gestando hace ya casi 5 años. En la elección del año 2009 que dio como
ganador a Sebastián Piñera, MEO tuvo su mejor desempeño. Se mostró con
un discurso de izquierda progre, liviano, jovial, atractivo, cercano y
aparentemente empático. Tras su derrota supo mantenerse al margen,
capitalizando el descontento artificialmente aleonado hacia el Gobierno
de “derechas” que se estaba instalando. Y supo esperar bien. Salvo por
un pequeño error. El populismo que encarna su discurso y que atrae a
tantos, no tiene un domicilio político exclusivo. Por lo mismo su
siembra quedó repartida entre varios carismas distintos: los místicos,
los enojados, los ciclistas –aptos y no tanto-, los giradores de cheques
sin fondo y los más importantes de todos: los hombres de familia. Y es
que MEO no contaba con un contrapeso tan inexplicablemente serio como la
figura de un Franco Parisi, quien pese a los constantes torpedos de su
hermano Antonino, supo encarnar y recoger el descontento de una parte
importante del electorado y obtener buenos resultados en la elección.
Pese a esto, MEO fue persistente. Se presentó y logró vencer por algunos
pocos votos a la amenaza de Parisi. No obstante este parcial triunfo,
su carrera terminó en una primera vuelta ante el inmenso carisma de un
programa desconocido y los últimos estertores de una derecha sin compás
ni rumbo. Pero MEO persistió.
Su momento llegaría más tarde, acompañado irónicamente por todos
aquellos que lo denostaron y marginaron el 2009, cuando fue acusado de
dividir a la hoy avergonzada Concertación. Y es que el cineasta sabía
que la tercera es la vencida. La izquierda y la coalición que la
represente el 2017 se cuadrará casi automáticamente detrás del candidato
que mejor se presente en las encuestas, y que inevitablemente será MEO.
Los más chascones no transarán en alinearse detrás de alguna figura
probada y poco carismática como ocurrió con Frei el 2009. Los tiempos
tampoco estarán para eso. Los malos resultados del Gobierno en ejercicio
serán absolutamente palpables para entonces, y el paro y la
desaceleración habrán dejado una profunda huella en el electorado. De
todas formas se intentará levantar otras candidaturas. Algunos en la
Democracia Cristiana se sentirán incómodos con las políticas de MEO.
Estos verán en Velasco una carta más viable. Lo mismo verán algunos de
RN y la UDI. Otros intentarán capitalizar su cuota en el descontento:
Manuel José Ossandón creerá ser la solución, pero se encontrará con su
hasta entonces aliado Andrés Allamand. Pero entonces será cada uno por
sí mismo y el romance habrá terminado. Mientras ello ocurre, las
opciones del único candidato natural del sector se irán disolviendo,
mientras MEO socarronamente sonríe. Y como lo que realmente importa es
la segunda vuelta –ceteris paribus el modelo constitucional-, la
papeleta entonces llevará a un fuerte Meo contra un disminuido Piñera.
Al igual que con el Podemos de Pablo Iglesias en España, el binomio
entre una izquierda y una derecha institucionales será superado por el
malestar y la incomodidad instalada, que será el piso con el cual MEO
cimentará su campaña. Y si MEO resulta electo o queda firme en el
Congreso…
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