lunes, 21 de febrero de 2022

LA CAÍDA

Estamos presenciando la caída de una de las farsantes más grandes de Barbarilandia, la Tonka. Frívolo e inculto personaje que ha trepado en la televisión chilena disfrazándose como “gente como nosotros”. Buenista de profesión. Experta en mostrar caras de espanto, de emoción, de enojo, de pena y de lo que haga falta. Defensora de “quienes más lo necesitan” y oportunista verduga de quien sea necesario sacrificar en nombre de la horda que dice defender, aunque vive a costa de ellos. Crítica del modelo que le ha permitido salir de Maipú y vivir con su cafiche y tal vez algún gato en su ostentoso palacete de mal gusto.

El grotesco montaje que propició durante la invitación y posterior desalojo de don Hermógenes fue el punto culminante de su ruin manera de ganarse la vida. Ella, la buena, manifestando indignación ante el supuesto mal que ella ha definido como tal ¡Tonka, la autoridad moral de Chile!

Tonka, la narcisista, la falsa, no es mes que una vendedora de ilusiones. Compró un palacete, compró un marido, desechando al mismo tiempo todo lo que interfiriera en su poca decorosa carrera. La Tonka es una imagen sin contenido. Un envase vacío. Una inconsciente que ha obtenido fama y fortuna gracias a la destrucción que ha propiciado. Ha “triunfado en la vida” gracias a enervar los ánimos de gente de poca enjundia. Ha cumplido sus míseras expectativas dejando tras de si tierra arrasada ¿En qué ha contribuido a la sociedad esta mujer? ¿Qué ha dejado como legado luego de años indignandose e instigando? ¡Nada!

Negocios con la mafia. Cheques protestados. Receptación. Malas obras y malas costumbres de personajes nefastos erigidos en ejemplos a seguir ¿Qué podemos esperar de chilenos que han crecido escuchando y siguiendo las opiniones, quejas e indignaciones de la Tonka? Ella y sus colegas de matinales han participado indecorosamente, sin pudor alguno, en la destrucción de la sociedad chilena. Los propietarios de canales de televisión les han entregado un poder colosal a personajillos de poca monta, trepadores profesionales, de dudosa capacidad intelectual, menesterosa cultura y una inexistente ética y moral. Tanto en política como en medios de comunicación de masas, estamos en manos de lo peor de lo peor.

Creo necesario escribir un mensaje de desagravio para don Hermógenes, un caballero, un valiente defensor de la verdad histórica que fue maltratado y utilizado por este siniestro y frívolo personaje que jamás debió tener tribuna en un medio de comunicación, debido a su irrelevancia personal y profesional.

La Tonka ha vivido del engaño, siempre, frente a las cámaras y en su vida privada. Que se vaya y no regrese, que falta no nos hace, todo lo contrario. Aún estamos pagando y seguiremos pagando, todos los chilenos, el desastre social que esta frívola y siniestra mujer ayudó a construir junto a sus compinches televisivos.

Autor: Max

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