jueves, 24 de febrero de 2022

Accionistas activistas: ¿un fenómeno que crece en Chile?

Hace unas semanas, en el marco de un seminario organizado por KPMG, Pablo Echeverría, presidente de Moneda, se refirió de lleno al Caso Cascada, desmintiendo las imputaciones que en su contra ha hecho el controlador de este grupo de sociedades, Julio Ponce. Sin embargo, además de referirse a la coyuntura, el ejecutivo hizo mención al mercado de capitales, gobiernos corporativos y al rol que de a poco han venido asumiendo los accionistas minoritarios en el mercado local, catalogándose a sí mismo como un accionista activista, como en EEUU llaman a los inversionistas que son activos en proponer cambios en la administración de las compañías.

Un término atractivo y que cada vez se repite más en el mercado doméstico, no sólo a la luz de casos que ponen a los minoritarios como protagonistas del mercado -como ocurrió con La Polar, Enersis y actualmente con las matrices de SQM-, sino por el propio desarrollo y profundización de la industria.

Sin embargo, ¿cómo es este activismo del accionista chileno? ¿Existe realmente?

Habla la academina

En el mundo académico destacan varios matices diferenciadores entre el "activismo" que se ejerce en Chile, mayormente representado por las AFP, versus mercados como el de EEUU.

De partida, según expone Luis Hernán Paúl, director del Centro de Gobiernos Corporativos de la Universidad Católica (CGCUC) en el mercado norteamericano, "los activistas tienen un rol más amplio (...) Al no haber controladores, los activistas pueden influir en la administración y en los directorios en una forma que no es exactamente como lo hacen en Chile las AFP", por tanto sostiene que, sin perjuicio que los inversionistas institucionales puedan nombrar directores, quienes realmente pueden incidir en la dirección de una compañía son los propios controladores.

Otro matiz lo aporta Matías Zegers, también director del CGCUC, quien sostiene que los inversionistas institucionales en Chile no son necesariamente activistas, pero sí activos, lo que es distinto. "En el activismo hay una serie de propuestas que se refieren a la administración de la sociedad, por ejemplo transacciones. Acá el rol es distinto, como revisar si acaso se cumple o no ciertos estándares mínimos como lo son las elecciones de auditorías, remuneraciones del directorio, aspectos que tienen que ver con derechos básicos de los accionistas".

A juicio del experto, lo que explica esto es que "los accionistas cuando no son controladores, como pasa en nuestro mercado, no tienen todos los incentivos para proponer cambios a menos que tengan los votos necesarios para hacerlo".

Nacen agrupaciones

"Hemos visto accionistas individuales muy activos en los últimos escándalos financieros chilenos, como lo fue el aumento de capital de Enersis o el caso Cascada, pero lo cierto es que podrían haber muchos más", afirma el director ejecutivo del Centro de Gobierno Corporativo de la Universidad de Chile, Dieter Linneberg. La razón de ello, es porque, a su juicio, los institucionales "subvencionan al resto de los inversionistas en esta labor, dejándolos solos para dar la pelea".

Una realidad que podría cambiar. Es que a propósito del Caso La Polar, se creó la Asociación de Accionistas Minoritarios (Asoam), iniciativa comandada por la abogada que representó a los accionistas minoritarios de la multitienda, Bárbara Salinas.

Con los estatutos ya creados, el gremio aún afina quiénes compondrán su directorio. Salinas explica que el objetivo es "crear las instancias de protección para los accionistas, de carácter ciudadano y que tenga por objeto velar por sus intereses".

Pero no sólo ello, sino configurarse como un contrapeso válido ante organismos regulatorios y otros accionistas. "Los accionistas minoritarios por definición están dispersos. La única manera de morigerar esta situación es reunirlos en torno a esta asociación".

Fuente: Facultad de Derecho de la UC

lunes, 21 de febrero de 2022

LA CAÍDA

Estamos presenciando la caída de una de las farsantes más grandes de Barbarilandia, la Tonka. Frívolo e inculto personaje que ha trepado en la televisión chilena disfrazándose como “gente como nosotros”. Buenista de profesión. Experta en mostrar caras de espanto, de emoción, de enojo, de pena y de lo que haga falta. Defensora de “quienes más lo necesitan” y oportunista verduga de quien sea necesario sacrificar en nombre de la horda que dice defender, aunque vive a costa de ellos. Crítica del modelo que le ha permitido salir de Maipú y vivir con su cafiche y tal vez algún gato en su ostentoso palacete de mal gusto.

El grotesco montaje que propició durante la invitación y posterior desalojo de don Hermógenes fue el punto culminante de su ruin manera de ganarse la vida. Ella, la buena, manifestando indignación ante el supuesto mal que ella ha definido como tal ¡Tonka, la autoridad moral de Chile!

Tonka, la narcisista, la falsa, no es mes que una vendedora de ilusiones. Compró un palacete, compró un marido, desechando al mismo tiempo todo lo que interfiriera en su poca decorosa carrera. La Tonka es una imagen sin contenido. Un envase vacío. Una inconsciente que ha obtenido fama y fortuna gracias a la destrucción que ha propiciado. Ha “triunfado en la vida” gracias a enervar los ánimos de gente de poca enjundia. Ha cumplido sus míseras expectativas dejando tras de si tierra arrasada ¿En qué ha contribuido a la sociedad esta mujer? ¿Qué ha dejado como legado luego de años indignandose e instigando? ¡Nada!

Negocios con la mafia. Cheques protestados. Receptación. Malas obras y malas costumbres de personajes nefastos erigidos en ejemplos a seguir ¿Qué podemos esperar de chilenos que han crecido escuchando y siguiendo las opiniones, quejas e indignaciones de la Tonka? Ella y sus colegas de matinales han participado indecorosamente, sin pudor alguno, en la destrucción de la sociedad chilena. Los propietarios de canales de televisión les han entregado un poder colosal a personajillos de poca monta, trepadores profesionales, de dudosa capacidad intelectual, menesterosa cultura y una inexistente ética y moral. Tanto en política como en medios de comunicación de masas, estamos en manos de lo peor de lo peor.

Creo necesario escribir un mensaje de desagravio para don Hermógenes, un caballero, un valiente defensor de la verdad histórica que fue maltratado y utilizado por este siniestro y frívolo personaje que jamás debió tener tribuna en un medio de comunicación, debido a su irrelevancia personal y profesional.

La Tonka ha vivido del engaño, siempre, frente a las cámaras y en su vida privada. Que se vaya y no regrese, que falta no nos hace, todo lo contrario. Aún estamos pagando y seguiremos pagando, todos los chilenos, el desastre social que esta frívola y siniestra mujer ayudó a construir junto a sus compinches televisivos.

Autor: Max

sábado, 19 de febrero de 2022

Telepredicadores de fin de semana


Telepredicador:
(de televisión y predicador) es el nombre con el que se designa a los religiosos que utilizan programas de televisión para difundir el evangelio.

Recuerdo cuando niño que en TVN, antes de los monitos del domingo, mi abuela paterna (canuta desde hace años) prendia la tele religiosamente a las 08:00 para ver una especie de maraton de telepredicadores. por casi 2 horas, ver a Jimmy Swaggart, el club PTL, Club 700, Billy Graham, etc. todos predicando la palabra de Dios y pidiendo donativos para su campaña de evangelización. Mi abuela me hacía verles y escuchar sus prédicas y yo ni siquiera tenía idea de que decían, pero eran convincentes. Hasta que volví a la casa de mi madre y comencé a experimentar el otro lado de la moneda, ir a misa o de lo contrario, ver el canal 13 y la santa misa televisada desde la capilla de la U. Católica. Al menos era más tolerable y más "decente". Luego de ver las noticias y ver en los escándalos que cayeron y que les significaron hacerlos casi desaparecer, decidi no verlos más.

Ahora la historia se repite, pero cambió el día y el contexto. Ya no son Swaggart (que todavía predica por la tele), Graham (fallecido el 2017) o el Club PTL. Ahora son otra clase de "telepredicadores" que por cadena nacional, pontifican contra lo que sea, entre noticias añejas y carruseles de imagenes que se repiten una y otra vez. También predican en los matinales, ante la injusticia de un sistema que los mantiene gorditos y bonitos y que meten la pata cuando tratan de "predicar con el ejemplo", porque no les sale. 


Los Matamala, Rincón, Neme, Pizarro, JC Rodriguez, Tomicic, Cárcamo y una pléyade del red set criollo que pulula en los medios, se transformaron en los heraldos de la dignidad, igualdad y un largo etc., cada uno con el mismo discurso repetido y más manoseado que pasamanos de metro, predica en su estilo, las miserias de un sistema, haciendo gala de una hipocresía que llega a niveles asquerosos pero también con poder de censurar a quien le rebate sus ideas. Son al igual que los políticos, una especie de Fariseos del siglo XXI, metidos en un sanedrín que abarca no solo el Mass Streamshit Media (tv abierta, diarios, radios, prensa) sino que hasta las redes sociales. Todos vinculados de una u otra forma a la izmierda empecinada en echar abajo este país para transformarlo en su paraíso socialista, lleno de miseria y destrucción, mientras ellos gozan de las mieles que les da el sistema contra el cual dicen combatir.

Eso si, varias veces han recibido sus bitchslaps de parte de la audiencia que les recuerda que ellos no pueden ser más papistas que el papa, que les enrostran en sus caras lo hipócritas que son y que ahora reciben de lleno lo que están cosechando.

¿Que parecido tienen estos dos tipos de telepredicadores de fin de semana? Ambas clases son ruines, predican lo que jamás harán ellos mismos, pontifican desde sus púlpitos y reciben dinero a raudales, los telepredicadores religiosos desde las cuentas de sus fieles, los telepredicadores mediáticos (los que mencioné antes) se forran gracias a las ganancias que les dan sus financistas, cómplices activos del desastre que hoy nos tiene "cuesta abajo en la rodada".